Las homicidas by Alia Trabucco Zerán

Las homicidas by Alia Trabucco Zerán

autor:Alia Trabucco Zerán [Trabucco Zerán, Alia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2020-03-01T00:00:00+00:00


Mientras María Carolina Geel se encontraba recluida en la Correccional El Buen Pastor, se dedicó a lo que sabía hacer mejor: escribir. Y escribió hasta completar el manuscrito de un libro que tituló, sin un dejo de sarcasmo, Cárcel de mujeres. La pregunta que debió rondarle, con el borrador concluido sobre su mesa, fue la siguiente: ¿publicarlo o no?

Después de una primera condena casi trivial y con amplias posibilidades de salir en libertad por buena conducta, querellante y defensor se encuentran ad portas de los alegatos ante la Corte de Apelaciones. El abogado de Geel parece confiado: «¡Será absuelta!», declara a los ávidos reporteros. Y su confianza parece justificada. La Corte con frecuencia confirma las sentencias de primera instancia, por lo que si todo sigue su curso habitual Geel debería abandonar la prisión en apenas tres meses.

Pero nada en este caso seguiría el camino esperable. En ese momento de optimismo, a punto de volver a caminar por las calles de Santiago, Geel resuelve publicar en la prestigiosa editorial Zig-Zag la primera edición de Cárcel de mujeres, una obra escrita en prisión por una mujer cuya cordura estaba en tela de juicio.

El abogado querellante, tras leer el libro, resuelve de inmediato ampliar sus acusaciones. La obra Cárcel de mujeres, señala Benjamín Montero, acredita la premeditación de Geel quien, con un afán exhibicionista, mató a Pumarino para escribir su libro y obtener la notoriedad que jamás había alcanzado. «Muchas veces vemos a jóvenes existencialistas discípulos de Jean-Paul Sartre que llegan con la barba hasta el suelo y sucios a un lugar público. Otras veces, Ilustrísimo Señor, vemos a escritores, como es el caso de María Carolina Geel, que jamás han logrado brillar en el firmamento literario y que para elevar su estatua empequeñecida se colocan sombreros. ¿No es esto exhibicionismo?», alega provocadoramente el abogado.

El diario Clarín se pliega a esta posición. «Cárcel de mujeres la delata», titula, suscribiendo la teoría de que el macabro propósito de Geel era la popularidad y que no se trató de un episodio de locura. Benjamín Montero incluso ironizó sobre la presunta enfermedad psiquiátrica de Silva Jiménez: «A la reo le duró muy poco su trastorno mental, pues a los cuatro días de perpetrado el crimen empezó a escribir su libro Cárcel de mujeres que le ha dado bastante dinero, según tengo entendido».

Lo llamativo de esta declaración no es tanto el tono burlón como la referencia temporal: el cuarto día. Una fecha que jamás es mencionada por la prensa y que tampoco forma parte de las declaraciones vertidas por Geel en el proceso. Se trata, en realidad, de una referencia de la narradora de Cárcel de mujeres. En sus alegatos y declaraciones, Benjamín Montero no duda en identificar la voz de la autora y la narradora del libro, atribuyéndole al texto literario el carácter de confesión que no había sido posible obtener en los tribunales de justicia.

Malaquías Concha, por su parte, se ve forzado a dar un vuelco a sus argumentos. «Mi defendida no está loca. No lo ha estado nunca y yo jamás he dicho lo contrario», aclara a los escépticos periodistas.



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